EL TEATRO
El término teatro procede del griego theatrón, que significa “lugar para contemplar”. El teatro es una rama del arte escénico relacionada con la actuación, donde se representan historias frente a la audiencia. Este arte combina discurso, gestos, sonidos, música y escenografía.
Por otra parte, el teatro es también el género literario que comprende las obras concebidas en un escenario y el edificio donde se representan las piezas teatrales.
Los orígenes históricos del teatro aparecen con la evolución de los rituales relacionados con la caza y con la recolección agrícola, que desembocaron en ceremonias dramáticas a través de las cuales se rendía culto a los dioses y se manifestaban los principios espirituales de la comunidad.
En el Antiguo Egipto (a mediados del segundo milenio antes de Cristo), por ejemplo, solían representarse dramas con la muerte y la resurrección en Osiris. Por esa época comenzaron a utilizarse las máscaras y las dramatizaciones con ellas.
Aunque el teatro se concibe como un todo orgánico e indisoluble, existen tres elementos básicos que pueden distinguirse: el texto (la pieza esencial del teatro occidental), la dirección (la figura del director como artista creativo se consolidó a fines del siglo XIX) y la actuación (el proceso a través del cual el intérprete se pone en la piel de su personaje). La escenografía (los decorados), el vestuario y el maquillaje son otras dimensiones que componen una pieza teatral.
Cabe destacar que quienes escriben obras de teatro son conocidos como dramaturgos, aunque la definición específica del término hace referencia al escritor de dramas o de teatro dramático. Los estudiosos afirman que la dramaturgia es una evolución de la tradición oral antigua.
INNOVADORES DEL
TEATRO GRIEGO
TESPIS.- (griego antiguo Θέσπις, Thespis) fue un dramaturgo griego nacido en Icaria (siglo VI a. C.) Se dice que fue el ganador del primer concurso de tragedias durante las Dionisias de Atenas celebradas entre el 536 a. C. y el 533 a. C. Se le atribuyen cuatro piezas teatrales de tema mitológico: Sacerdotes, Muchachos (tal vez sobre el mito de Teseo), Juegos en honor de Pelias o Forbante y un Penteo, obra de la que conservamos un verso por transmisión indirecta. el fue un mmg. Si bien no se conserva ninguna obra, ni siquiera de forma fragmentaria, es considerado por la tradición como el iniciador o inventor de la tragedia como forma teatral. En su Poética, Aristóteles le atribuye este papel al haber sido el primero en introducir a un personaje o actor (hipocrites, ὑποκριτής), lo que abría la posibilidad del diálogo con el corifeo, el jefe del coro. De esta manera la representación coral perdía parte de su carácter recitativo para iniciar nuevos caminos por la vía del diálogo y del enfrentamiento entre las partes. Temistio le atribuye también la invención del prólogo.
QUÉRILO.- fue un autor dramático ateniense del siglo VI a. C. Segundo tragediógrafo documentado, sucesor de Tespis. Compuso unas ciento sesenta obras y obtuvo trece victorias, pero sólo conocemos el título de una de ellas: Álope, donde tocaba el mito de Teseo. Participó por primera vez en las Dionisias del 523-520 a. C.; y quedó segundo o tercero en el concurso celebrado en el 499-496 a. C. Introdujo algunas modificaciones en las máscaras y los disfraces.
PRATINAS.- Fue el primero en escribir dramas satíricos y fue contemporáneo choerilius aunque cave destacar que este género literario no es lo mismo que la comedia.
ESQUILO.- Introdujo al segundo primer actor y el uso de los coturnos (especie de zancos) que aumentaba la estatura de los actores dando mayor majestuosidad a los actores.
SOFOCLES.- El genio de la tragedia griega aumento el número de actores principales a tres y aumentó el coro de doce a quince.
Teatro Romano
Los romanos, grandes admiradores de los griegos, establecieron sus propios "juegos oficiales" desde el año 364 a. C. Pero la significación cultural que, por así decirlo, presidio la evolución del teatro ateniense no tuvo lugar en Roma. Por el contrario, los romanos vieron en el teatro un aspecto pragmático y político que no habría comprendido los atenienses. Para los romanos el teatro era un lugar de reunión conveniente para el entrenamiento y la ostentación. En consecuencia, las primitivas estructuras de madera modeladas en el siglo V a. C. por los griegos fueron pronto reemplazados por edificios de piedra, grandes e imponentes, erigidos como monumentos a la República. Los romanos también hicieron uso de escenografías pintadas en forma realista; en verdad el tratado escenográfico más antiguo que existe fue escrito por el romano Vitruvio al rededor del año 100 a. C. Estos amplios y nuevos edificios teatrales eran lugares excelentes para reunir al pueblo y autoridades romanas pronto advirtieron sus posibilidades políticas, decretando que todas las ciudades del Imperio debían incluir un teatro en su proyecto urbanístico. Con la creación de estas cadenas de teatro, los actores romanos vieron asegurada una buena manera de ganarse la vida si decidían hacer giras por las provincias y en efecto muchos lo hicieron.
Los autores romanos Tito Plauto (254-184 a.C.) y Publio Terencio (muerto en 159 a.C.) nunca alcanzaron nada parecido a la excelencia de sus predecesores griegos pero lograron reflejar en sus obras al pueblo romano.
Terencio carece de carácter populariza que anima a Plauto. Es el autor teatral que servirá de modelo a los dramaturgos de la Edad de Oro castellana.
Dice Lope de Vega, en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, aludiendo irónicamente a la receta para el éxito inmediato. Los modelos de Terencio son, como los de Plauto los autores y personajes de la comedia ática. Han llegado a nosotros seis comedias de Terencio: Andria o la mujer de Andros, Hecyra o la suegra, Heautontimorúmenos o El atormentado de sí mismo, Eunuchos o El eunuco, Phornio o Formión y Adelphi o Los hermanos.
Junto a Plauto y Terencio, hubo otros cultivadores de la comedia en Roma. Son los principales, Quinto Ennio, autor de comedias, de tragedias, de poemas y de obras de índoles diversa, Cecilio Estacio y Marco Pacuvio.
Pero el gran autor trágico de esta época cuyas obras han llegado a nosotros con una cierta vivencia, es Lucio Aneneo Séneca, de Córdoba. Los temas de sus tragedias son siempre griegos: Hércules furioso, Las troyanas, Medea, Fedra, Edipo, Agamenón, Tiestes y Hercules Eteo. También se atribuye una comedia, Octavia, cuya protagonista es la primera esposa de Nerón. De Séneca se ha dicho que su teatro es más para ser leído que para ser representado. Ejerció gran influencia en los dramaturgos posteriores, en especial mientras no se conocieron los modelos de los grandes trágicos griegos, y así Fedra de Racine no se inspira en la tragedia de Sófocles, sino en la Fedra de Séneca.
El Coliseo, terminado en el año 80 d. C., podía contener a cincuenta mil espectadores, lo que constituía un publico excesivamente numeroso como para ser entretenido por las peripecias intimistas de las obras de teatro. Ante la insistencia popular, el actor clásico desapareció para ser sustituido en una rápida sucesión por breves escenas cómicas, espectáculos de mimos, payasos, despliegues acrobáticos y volatineros. Posteriormente, todos estos números dejaron lugar a las representaciones acuáticas para la realización de las cuales se inundaba la arena.
Luego se hicieron populares las luchas de animales y, por último, los combates entre seres humanos atrajeron el cambiante interés de la multitud romana,
La era del teatro clásico estaba terminando, y con él desaparecía el especial significado del papel que el teatro había desempeñado durante mucho tiempo en la sociedad. Las teatralizaciones daban origen verdaderos sertamentos donde acudían los poetas y mostraban sus tetralogías uno cada día y al final de las fiestas se elegía un ganador.
Teatro medieval
En la Edad Media, el teatro se va a desarrollar a partir de la liturgia, concretamente de grandes festividades, como la Pascua de Resurrección y la Navidad. Se conserva algún testimonio ya del siglo IX que indica que, en esas fiestas, se inician representaciones del misterio, dentro de la iglesia. El teatro empezó en las iglesias representando los momentos litúrgicos más importantes, como la epifanía, la visita al sepulcro y la pasión de Cristo.De ahí pasó a los pórticos de las mismas por la inclusión de momentos cómicos y jocosos. De la iglesia pasó a las plazas públicas y calles. Esto permitió la introducción de vestimenta para la ocasión, carros decorados, etc. El único fragmento que se conserva en castellano es el Auto de los Reyes Magos, del siglo XII del cual se conservan 147 versos. Durante la edad media(entre el año 400 y el 1500 d. C.) las autoridades eclesiásticas se sirvieron del teatro para divulgar entre el pueblo las historias de la Biblia y los valores del cristianismo. Los sacerdotes crearon dramas de tema religioso, llamados autos sacramentales o misterios. Las obras se interpretaban en las plazas de las ciudades o en carretas que podían trasladarse de una localidad a otra. En el siglo XV empezaron a aparecer también obras no religiosas, basadas en cuentos tradicionales o anécdotas divertidas. Se hicieron populares las obras de intención moral, que utilizaban la poesía, la música y la comedia para enseñar al pueblo. En esa época se formaron pequeños grupos de artistas profesionales, llamados juglares, que trabajaban en los patios de las posadas y en las ferias.
LIVIO ANDRÓNICO.- fue un escritor épico romano de origen griego, nacido probablemente en la colonia griega de Tarento. Fue esclavo de una familia noble de la gens Livia. Luego liberto, adoptó el nombre de su antiguo patrón. Llegó a ser el primer maestro griego de Roma. Es considerado el primer autor romano y el fundador de la poesía épica romana. Su primera obra formal la produjo en 240 a. C., una traducción al latín de un drama griego. Su contribución fundamental a la épica grecolatina es la traducción de la Odisea de Homero al verso latino típico, el saturnio. Se trata de la primera obra épica en latín, precursora de la obra de Nevio. También compuso tragedias a partir de modelos griegos.
Se trata probablemente de un griego, n. ca. el 284 a. C. en Tarento y llevado como prisionero de guerra, joven aún - 272 a. C.-, a Roma, luego de la caída de su ciudad natal. En Roma fue maestro de los hijos de su señor, oficio que le valió la libertad y la adopción del nombre de su patrono y protector, Lucio Livio, quizá el padre de Marco Livio Salinator, vencedor de Asdrúbal Barca en la Batalla del Metauro en el 207 a. C. Para celebrar esa victoria, se le encargó la composición de un himno en honor de Juno, para el que Livio usó la forma del partenio (del griego párthenoi). En razón de las fechas de tales eventos, se data generalmente su muerte unos años después, ca. el 204 a. C.
Obra.- A pesar de que toda su obra está prácticamente perdida - sólo se conserva alrededor de un centenar de versos dispersos -, Andronico es citado por los autores latinos posteriores como el introductor en Roma de géneros literarios griegos tan diversos como la poesía épica, la tragedia, la comedia e incluso la poesía lírica. Así, Aulo Gelio XVII 21, 42 y XVIII 9, 5; Cicerón, Brutus 18, 71 ss., y Tito Livio, Ab urbe condita Vll 2, 8, y XXVII 37, 7. De acuerdo con el pasaje citado de Cicerón, la actividad literaria de Livio Andronico debió de comenzar en el 240 a. C. En esa fecha recibe el encargo de escribir al menos una comedia y una tragedia que él mismo se encarga de representar como actor con ocasión de los ludi romani celebrados tras la victoria romana en la primera guerra púnica. Este ensayo, que muy verosímilmente consistiría en una traducción no exenta de originalidad de obras griegas, tuvo éxito porque a partir de esa fecha se suceden las adaptaciones de temas y metros griegos a la lengua del Lacio. Con esta técnica, cuya dependencia de los modelos griegos es imposible precisar, fueron surgiendo obras de las que apenas conocemos algo más que el título. Las tragedias Achilles, Aegisthus, Aiax, Andrómeda, Danae, Equos Troianus, Hermiona, Tereus y quizá Ino.
El poeta ha pretendido romanizar la epopeya. Divinidades griegas se identifican con dioses romanos: Hermes es Mercurio ; Crono, Saturno, las musas se identifican con las Camenas. Su obra está a la base de toda la épica romana y fue estudiada en la escuela de generación en generación al menos hasta finales del siglo I a. C. De su vigencia nos dan fe hombres de esta época como Cicerón, en el pasaje citado del Brutus, y Horacio, en las Epístolas 11 1, 69. Livio Andronico tiene un importante lugar en la historia literaria de Roma como introductor de la cultura griega y creador de una institución, la escuela. Ganó así una decisiva influencia en la vida y costumbres culturales de la ciudad.
PLAUTO.- No se conoce sino como aproximación la fecha de su nacimiento; se ha fijado la de 254 a. C. por una noticia de Cicerón (Brutus, 60) y sabemos que murió en el consulado de Plauto Claudio y L. Porcio, siendo censor Catón, es decir, en el 184 a. C. Ciertamente este lapso vital corresponde a un periodo históricamente muy revuelto: la II Guerra Púnica (de la derrota de Cannas, 216, a la victoria del Metauro, 207, y Zama, 202) y la primera afirmación de la intervención romana en Grecia y en el Oriente helenístico. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Se arruinó y tuvo que empujar la piedra de un molino al tiempo que empezaba a escribir comedias palliatas adaptadas del griego. Su enorme éxito le valió salir de molinero para consagrarse a este nuevo oficio y murió prácticamente rico con más de setenta años, envuelto en una gran popularidad. Aunque hay otros eruditos que piensan que probablemente al usar la expresión latina "empujar la piedra del molino", nuestro autor se refería a su extrema pobreza y no al trabajo literal como esclavo encargado de girar las muelas de los molinos.
Obra.- Si bien se le atribuyeron hasta 130 obras, ya Varrón en el siglo I, en su monografía De comoediis Plautinis, redujo su número a las 21 que se tienen por auténticas, separando de este grupo otras que se debían a sus imitadores Cecilio y otros ingenios. En De comoediis Plautinis distinguió tres grupos entre las obras atribuidas Plauto: las inequívocamente suyas (21 comedias); un segundo grupo de 19 obras, en las que reconocía la paternidad plautina por razones históricas y estilísticas; y un tercer grupo de obras, las restantes, que consideraba espurias. Se han conservado enteras las comedias del primer grupo (denominadas fabulae Varroniatae), a excepción de la Vidularía, que por su posición en el arquetipo de los manuscritos se encuentra gravemente dañada. Plauto se inspiró en los autores de la Comedia nueva griega, principalmente en Menandro, pero también en Dífilo o Filemón entre otros, y más ocasionalmente también en la comedia media (Antífanes), mezclando a veces dos obras en una sola (contaminatio). No se limitó a traducir, sino que adaptó los originales al gusto romano, e introdujo canciones y danza (por ejemplo, la danza de esclavos y de cocineros en la Aulularia). Por eso en muchos textos plautinos se contienen indicaciones escénicas. En las últimas piezas de Plauto, los cantica ocupan mayor espacio, siempre con una enorme diversidad métrica (anapestos, créticos, baquios) que enriqueció la lengua latina con esquemas desconocidos entre los mismos griegos. En esto sí el teatro plautino simula la gran polimetría de la comedia antigua griega de un Aristófanes. A decir de los antiguos, tanta fue su estimación durante todo el Imperio, que algunos autores llegaron a afirmar que si las Musas hablaran latín lo harían con el estilo de Plauto.
La complicación de las tramas a causa de la contaminatio obligó a Plauto no pocas veces a poner un pequeño prólogo declamado por un actor, cuya función era explicar los argumentos demasiado complejos para que el público no se desorientara.
Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Emplea con preferencia la aliteración, la asonancia y el asíndeton, imprimiendo a su estilo un sello inconfundible. Es un psicólogo penetrante en obras que anuncian ya la comedia de carácter o comedia de figurón, como es el caso de Aulularia sobre el tipo universal del avaro o Miles gloriosus sobre otro tipo eterno, el gilipollas o fanfarrón; la mezcla de dos acciones en una sola obra hizo de él el primer creador de la técnica del imbroglio o enredo, que tanto juego ofrecerá en la comedia. Algunos personajes como el esclavo liante, desvergonzado y diabólicamente astuto, presagian ya el personaje del gracioso en la comedia del Siglo de Oro español, y otros, como el parásito, derivarán en el del pícaro. Muchas de estas comedias terminan con una feliz anagnórisis o agnición o con la burla a un viejo.
Las obras de Plauto son menos refinadas pero más cómicas que las griegas. Sus personajes son los mismos que en las comedias griegas: jóvenes alocados y calaveras, cortesanas, alcahuetes, flautistas, traficantes de esclavos o lenones, esclavos diabólicamente astutos que sacan siempre las castañas del fuego a sus señores, comerciantes, viejos verdes y gruñones, parásitos, soldados fanfarrones, etc.; el argumento estaba lleno de situaciones de enredo, engaños y confusiones. Pero Plauto añade variedad y originalidad a los temas y a los personajes siempre con la intención de hacer reír al público romano. La obra de Plauto influyó en la comedias medievales de la monja Hrostsvita y en las comedias humanísticas que se componían en latín en las universidades como trabajo de fin de curso y en el Renacimiento. Hay mucho de Plauto, por ejemplo, en El avaro de Molière, en Giovanni Boccaccio y en las comedias de Shakespeare.
TERENCIO.- Fue un autor de comedias durante la república Romana. Desconocemos la fecha exacta de su nacimiento, pero según Suetonio, murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Sus comedias se estrenaron entre 170 y 160 a. C. A lo largo de su vida escribió seis obras, de las cuales todas se han conservado. En comparación, su predecesor Plauto escribió alrededor de 130 obras y actualmente solamente disponemos de los textos de veintiuna de ellas.
Biografía.-Terencio, de origen beréber, nació como esclavo romano (tomó su nombre del senador Terencio Lucano, en cuya casa sirvió como esclavo), pero fue manumitido dadas sus extraordinarias cualidades. Se supone, por su edad aproximada y su sobrenombre Afer ('el africano'), que nació en Cartago.
Como Plauto, Terencio adaptó obras griegas de la última época de la Comedia ática. Él fue más que un traductor, como han confirmado los descubrimientos modernos de antiguas obras griegas. Sin embargo, las obras de Terencio utilizan un escenario 'griego' más convincente en lugar de romanizar la situación: las convenciones de la época impedían que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma.
Folio 5r de un manuscrito del siglo XI de la Biblioteca Nacional de España procedente del monasterio de San Millán de la Cogolla que contiene las comedias de Terencio: Andria, El Eunuco, El autoflagelado, Adelfos, La suegra y Formión.
Terencio trabajó concienzudamente para escribir en un latín conversacional, y la mayor parte de los estudiosos consideran que su estilo en latín es particularmente agradable y directo. Elio Donato, maestro de San Jerónimo, es el comentarista de Terencio más antiguo conocido. Su popularidad durante la Edad Media y el Renacimiento está atestiguada por la gran cantidad de manuscritos que contienen sus obras o parte de ellas; la estudiosa Claudia Villa ha estimado que existen 650 manuscritos que contienen su obra posteriores al año 800. La autora medieval Hroswitha de Gandersheim argüía que había escrito sus obras para que sus monjas no malgastasen su tiempo leyendo a Terencio.
La primera edición impresa de las comedias de Terencio data del año 1470 en Estrasburgo, mientras que no existe constancia de puestas en escena de sus obras hasta 1476, año en el que se representa en Florencia Andria.
Una frase en la comedia Hecyra de su colaborador musical Flaccus es lo único que nos queda de toda la música romana antigua.